martes, 23 de febrero de 2010

La que me parió

Tenía unos diez años la primera vez que mi mamá me llevó –contra mi voluntad- a la terapia vincular. La psicóloga se llamaba Silvia, jamás pude olvidarme de ella. La odiaba.
A los doce, en plena sesión, hice una terrible pataleta y logré convencer a la familia de que era una huevada pagarle a alguien para que nos escuchara pelear. Si nos íbamos a seguir llevando a las patadas, al menos que fuese gratis.

Así que cuando cumplí catorce mi madre se anotó en un curso de autoayuda sobre “Cómo convivir con una hija adolescente”. Ella dice que no fui una hija fácil. Yo creo que no me salía del promedio. En fin...

La mami y yo somos iguales. Mal que me pese. Mal que le pese a ella. Tenemos harto carácter y desde que tengo memoria vamos del amor al odio con más facilidad de la que nos gustaría. Los polos opuestos se atraen. Los polos iguales, chocan. Es la ley de la física, y también de las relaciones humanas.

Durante mucho tiempo fui de esas niñitas que se preguntaban: “Si madre hay una sola, ¿por qué me tocó a mí?”. Cosas de la adolescencia.

El asunto es que cuando fui mamá gran parte de mi percepción hacia ella cambió. Mi madre sabía las respuestas a todas mis preguntas. Cambiaba pañales sin manchar mis paredes, sacaba chanchitos sin que la guagüita se despertara y hasta me dejaba comida caliente lista para servir. Y hoy día, que llevo algunos años de experiencia en el rubro, estoy pensando seriamente en construirle un altar. Dos altares. Tres, cuatro...

Mi mamá es lo máximo. Lo digo ahora, que está de visita en Santiago y se llevó a las niñitas a la playa mientras yo disfruto, después de muuucho tiempo, del silencio de mi hogar. ¡El descueve!

En realidad el ejemplo es anecdótico. Las mamás de las mamás, o sea, las abuelitas maternas, son tan fundamentales en nuestra vida como un buen corrector de maquillaje. Podemos salir a la calle a cara lavada, pero nos vemos horribles. Podemos criar niños sin abuelitas que nos vengan a sacar las papas del fuego, pero cuánto más fácil se hacen con ellas... ¿verdad?

Cómo cambian las cosas según las circunstancias. Ahora, daría cualquier cosa por tenerla al menos una vez a la semana en la casa. Antes con cueva si la soportaba un ratito dando órdenes en mi cocina. “¿No hay condimentos?, ¿y cómo vas a aliñar la ensalada?”. Treinta y tres años tengo casi y todavía no se acuerda que no como ensalada.

Las abuelitas paternas no son lo mismo. De partida son suegras, y eso ya nos predispone mal. Y más encima siempre suelen tener compromisos más importantes que buscar a los cabros para darnos un respiro. La mía prometía ser una auténtica maravilla... pero después de 25 años de dedicarse a su casa decidió conseguir pega justo cuando a mí se me acababa el posnatal. No comments. O sea, todo bien, pero resultó una maravilla Demasiado esporádica. Demasiado en mayúsculas.

La mamá es la mamá. No es que ahora no le encuentro defectos, pero la importancia y “utilidad” de su persona en mi familia, los han matizado. Ella sigue siendo igual que siempre, sólo que he aprendido a que no me importe lo que antes me sacaba la cresta. Como el aliño: cuando sé que viene para casa, salgo a comprar condimentos que nunca usaré, sólo para que no comente.

Moraleja: no importa cuánto jodamos a nuestros hijos el día de hoy. Lo que importa es que el día de mañana seamos abuelitas 7x24. Falta mucho, pero es muy alentador sobre todo en mi caso que tengo puras niñitas.

Las mamás de hombres tendrán que hacer demasiado bien su pega. Aunque nada es imposible. Yo conozco una nuera feliz con la suegra que le ha tocado... ¡la mujer de mi hermano!

1 comentario:

  1. PERO SI TE DA LATA LA MAYORIA DE LAS COSAS QUE TIENEN QUE VER CON EL CUIDADO DE LOS NIÑOS, COMO LA VAS A HACER PARA SER UNA ABUELA MEDIANAMENTE COMPETENTE? VAS A APRENDER DE REPENTE A HACER TODOS ESAS COSAS QUE TU MAMA HACE SUPER BIEN? LA VERDAD NO CREO QUE ESTAN MAS VIEJA PUEDAS SI AHORA TE RESULTA TAN DIFICIL Y TORTUOSO!
    MI MAMA ES UNA GRAN ABUELA Y ME ENSEÑO HARTO AL PRINCIPIO, PERO ELLA FUE TAMBIEN UNA GRAN MAMA, ENTONCES EL SER ABUELA ES UN MOCO DE FACIL PARA ALGUIEN ASI, LO QUE LE DEBE PASAR A TU MAMA TAMBIEN!
    SALUDOS

    ResponderEliminar