viernes, 27 de agosto de 2010

Agotada

Fueron 72 horas para el olvido. Marido enfermo, una hija más inquieta que mona en celo y otra que no para de preguntar. Y cuando una le dice que por favor pare de interrogar, pregunta por qué debe hacerlo. Pésimo cóctel para una madre que no tiene ni la menor idea de dónde se encuentra la fuente milagrosa de la paciencia inagotable.

Me tocó bañarlas, tarea que habitualmente realiza el mejor padre del universo. Y me pareció que lo mejor era meter a las dos juntas para hacer más rápido. ¡Grave error! Me pidieron por favor que las dejara usar mi bañera. Les dije que sí, y hasta eché en el agua una sales de baño con olor a chocolate y vainilla. Tres minutos más tarde, Malena decidió que era demasiado buen lugar para hacer caca. Guácatela es poco. Un asco, hediondo, atroz. Las cacé de los hombros y las mandé corriendo para el baño de ellas. Les dije “¡corran que hace frío!”. Y así lo hicieron. Obvio que se resbalaron apenas pisaron la madera. Llantos, gritos y demás. Todo, con el poto sucio. Si les cuento que la escena se repitió en la bañera de las niñitas va a sonar exagerado. Pero juro que sucedió. Por suerte justo cuando ya había terminado de enjuagarles el bálsamo. Eso sí, con aroma a vainilla y chocolate no quedaron. Las enjuagué y ya. Afuera.

El papá las baña siempre. Desde que nacieron, absolutamente todas las noches. Pero esperaron a que me tocara a mí para dejar la embarrada. Literalmente (y asquerosamente) hablando.

¿Cacharon que los maridos sólo se enferman los fines de semana? Bueno, esta no fue la excepción y me tocó aperrar todo el sábado y domingo. Al principio fue entretenido. Ahora que no paso tanto tiempo con las niñitas como que me dan ganas de jugar… al menos una horita. Pero todo el día es too much. Todavía es too much.

Menos mal que soy una madre joven. Yo no sé cómo lo hacen las que deciden parir después de los 40. ¿De dónde sacan fuerzas? ¿O será que al cumplir las cuatro décadas la energía se renueva? Ni idea, el punto es que quedé raja y el lunes amanecí con dolor de todo. Por eso, para recuperarme, esta semana pasé más horas en el trabajo.

Ahora entiendo por qué la mujer maravilla no tuvo hijos. Si una pretende salvar al mundo, no se puede correr el riesgo de tener que limpiar dos bañeras “embarradas”.

viernes, 20 de agosto de 2010

Cumplimos seis

Sol cumplió seis años. Y yo también. Todavía me acuerdo el día en que nació. Eran las 7 de la tarde y me agarró un hambre heavy. Sentía que si no me comía el mundo entero, me moría desnutrida. Entonces con mi marido partimos a comprar jamones, panes y snacks. Un verdadero atracón sobre la cama, acompañado de mi inseparable botellita de coca normal.

Tipin once empezaron las primeras contracciones y como a las 4 de la mañana partimos hacia la clínica. Nació poco menos de dos horas después. El papá acompañó a que la pesaran, la midieran y la lavaran, y luego la pusieron sobre mi pecho. Yo temblaba del susto, de la anestesia y de la emoción. Y ahí estaba ella, horriblemente hermosa. Azul, con la cabeza medio deforme, una nariz igualita a la de Mike Tyson y las uñas pinchudas.

El amor fue inmediato y absoluto. Sobretodo cuando su piel se puso rosada y los rasgos se acomodaron. Era bella. Perfecta. Mía. Y yo de ella.

Miro hacia atrás y no puedo creer lo rápido que ha pasado el tiempo. Lo rápido que ha aprendido a caminar, a hablar, a correr, a leer. La cagó cómo han evolucionado sus preguntas. Ahora ya no le interesa saber por qué las princesas no cumplen años. Sus dudas son mucho más existenciales:

1. ¿Por qué Dios inventó los piojos?
2. ¿Por qué los adultos cobran por ir al trabajo y los niños no cobran por ir al colegio?
3. ¿Por qué si hay zapatos de taco talla 32 ella no puede salir a la calle con zapatos de taco?
4. ¿Por qué las almas de los muertos no se ven en la calle?
5. ¿Por qué los niños no pueden freír escalopas?


Yo tengo ene recuerdos de cuando tenía su edad, y eso me significa una tremenda responsabilidad. Como que todas las cagadas que me mandé hasta ahora no se las va a acordar. Pero de ahora en adelante, tengo que ser una mamá mucho más conciente para que luego no me reproche!!

Sol está demasiado grande. Y entre sus muchas habilidades, sabe perfectamente cómo navegar en la web y cómo acceder a este blog. Se demora años en entender la letra minúscula, pero es tan obstinada como la madre y apuesto a que llegará hasta el final de este texto.

Reina mía: me llena de orgullo verte crecer feliz. No creas nada de las otras cosas que he escrito en este blog… eran puras huevadas pa’ niñitas de cinco. Te amo, mamá.

viernes, 13 de agosto de 2010

Tías solteronas… ¡reloaded!

La tía Jesica es lo máximo. No sólo porque viajó de Buenos Aires a Santiago para ver a sus sobrinas, sino porque no es la primera vez que lo hace y, sobre todo, porque tiene harta más energía que la madre de las dos niñitas… que vengo a ser yo.

Lógico, no tiene hijos que le salten encima ni le interrumpan el sueño. Ni marido que le exija aceitunas, cervezas y otras cuestiones. Ella hace con su vida lo que quiere. Cuando quiere. Y como quiere. Así, yo también sería la mejor tía del mundo.

Pobrecito mi sobrino que le toqué yo como tía… vivo en otro país, tengo la menor dosis de paciencia disponible en el mercado de las tías y más encima la poca que tengo la tengo que destinar a mis propias cabras chicas.

Convengamos que la tía solterona no es lo que era. Ya nadie siente pena por ella. Supongo que la mayoría siente envidia!! Al menos a mí me gustaría intercambiar roles más de una vez.

Tomy, mi sobrino, con cueva si sabe quién soy. En cambio Sol y Malena mueren por su tía Jesi. Sol sobre todo, que la tuvo en exclusiva para ella durante casi cuatro años. Es como una amiga grande. Una amiga que le cuenta las mejores historias, la deja cocinar sin importar qué tan sucia quede la cocina y además puede bajarle los juguetes que están en los estantes de arriba.

Me hubiese encantado tener sobrinos antes de parir mis propios “problemas”. Hubiese sido el descueve: llevarlos y traerlos del jardín, hacer pic nic en la plaza, ir al teatro en metro, comer cabritas hasta reventar… y tipin ocho de la noche dejarlos en la casa completamente excitados para que los padres se hagan cargo hasta la mañana siguiente, cuando yo volvería llena de entusiasmo a disfrutar de miles de otros panoramas que también terminarían apenas anochezca.

Pero no me pasó, y no hay mucho que pueda hacer al respecto. Para peor, si algún día mi hermana finalmente decide tener hijos, es posible que no me quede nada de la poca paciencia que aún conservo. Lo que sería bueno es que se demorara una década, entonces mis hijas serán las mejores primas mayores del mundo y cuidarán del pequeño retoño mientras yo me arranco al Caribe con mi cuñada y dejamos a los nietos ya grandes con algún pariente solidario. Hoy por ti, mañana por mí, ¿cierto?

viernes, 6 de agosto de 2010

Sueño que sueño... pero sólo es un sueño

Yo puedo soportar cualquier cosa. Cualquier cosa, menos no dormir. Siempre fui madrugadora. Me gusta mirar tele hasta tarde, pero nunca fui de levantarme tipo mediodía ni mucho menos dormir siesta. Pienso, en verdad, que las personas que duermen demasiado realmente pierden el tiempo. Para tener una buena piel los expertos recomiendan 8 horas de descanso diario, entonces tampoco hace falta ser más papista que el Papa.

Ahora, esta cuestión de tener hijas que se te levantan en la mitad de la noche porque tienen sed, porque tienen pis, porque soñaron con dragones, porque se acordaron que en la película que vieron hace tres meses en el cine había un personaje que les daba susto o simplemente porque se desvelaron por algún ruido, me tiene chata.

He probado de todo. Y cuando digo de todo, me refiero realmente a un amplio menú de soluciones: desde echar unas gotitas de aceite de lavanda en las sábanas hasta encerrarlas con llave en la pieza para que lloren hasta quedarse sin lágrimas, nada me ha funcionado. Con mi marido contamos miles de cuentos, inventamos cientos de canciones, colocamos un dimmer para que no duerman a oscuras, dejamos abiertas todas las puertas, nos demoramos en bañarlas para que queden relajadas… y así y todo, entre la 01.30 y las 05.45 A.M, alguna de las dos aparece. Y a veces aparecen las dos. Y a veces más de una vez. Las dos a la vez.

Al principio nos turnábamos, primero se levantaba uno, después el otro. Después pasamos por un período en el que los dos nos hacíamos los tontos onda: “sorry, no escuché que lloraba, no es que no quise levantarme” y ahora estamos en un momento de compañerismo en el que ambos nos levantamos, así que los dos tenemos las ojeras por el piso. La diferencia es que yo las disimulo con corrector y él no… no crean que yo no me desvelo…

En fin. Lo último que probamos fue asustarlas con el tema de los gatos. Es que hay ene gatos dando vueltas por el condominio, entonces les decimos que o se duermen en la cama calladitas, o se van a dormir afuera con los gatitos. Y como que cada tanto funciona. Pero a veces falla.

Sé que no es lo más pedagógico del mundo. Capaz sea lo menos incluso, pero la verdad es que ya no sabemos qué hacer. Supongo que en algún momento pasará, que llegará el día en el cual todos podremos dormir al menos 6 horas ininterrumpidas. Pero, hasta que eso suceda, hago un llamado a la comunidad: alguien probó algo que haya funcionado?????? Fanáticos del duérmete niño abstenerse, me carga ese libro.