sábado, 29 de enero de 2011

Una mamá económicamente activa

Pasó demasiado rápido. Todavía me cuesta creer que ya hace seis meses que volví a trabajar. En su momento escribí que me invadían una serie de sentimientos contradictorios. Hoy me siento en condiciones de hacer un primer balance: así como Dora necesita de Botas, el mapa y la mochila para ser una buena exploradora, yo necesito una pega, un sueldo fijo y un horario flexible para ser una buena mamá.

Es así de fácil, y ya lo comprobé: la maternidad full time me agota, me provoca asfixia. Por suerte a la mayoría de mis amigas les pasa igual. Por eso, supongo, son mis amigas. Antes pasaba mucho rato con unas primerizas que más que una maternidad ejercían un sacerdocio. Ahora, no. Me agotaron. Me hinché las pelotas de escucharlas hablar de sus hijas y de sus nanas. Hasta que no se compren una vida más interesante, he prometido no volver a compartir un café con ellas.

Una de las mejores cosas que tiene el trabajo es la posibilidad de tener un mundo propio absolutamente ajeno a la familia. Y, más especialmente, al marido. ¿Por qué? Porque sí. Porque lo encuentro divertido y ya. Porque nos da la posibilidad de entablar relaciones con personas diferentes que de no ser por la profesión, seguramente no conoceríamos.

Otro de los grandes beneficios del asunto es el económico. La que diga que no le da ni un poquito de picazón en el ego pedir plata y no producir nada (o.k, producir satisfacciones es importante, pero en el Jumbo no puedes pagar la cuenta con satisfacciones) me da lástima. Obvio que hay miles de excepciones. Pero en términos generales, esas mujeres no me simpatizan para nada.

Después de mucho tiempo me tocó viajar por pega. Lo primero que hice fue agradecer a Dios por la posibilidad de dormir tranquila durante 5 días. Lo segundo, fue meterme en Internet a comprar botas y demás huevaditas que me llegaron al hotel. Y no me dio ni un poquito de culpa. Ni le avisé a nadie. Simplemente lo decidí y lo hice. Lo admito: no puedo creer que una mujer adulta, con todas sus facultades, capacidades y permisos legales para trabajar, que simplemente decide andar por la vida de café en café hasta que los cabros salen del colegio, pueda manejarse económicamente de la misma manera.

Chiquillas, no nos engañemos. Trabajar es mucho más que ganar plata. Trabajar es ganar independencia y sobre todo es ganar tiempo libre (aunque suene contradictorio). Se mueren lo bien que la pasé en mi viaje de trabajo. Me agoté, es cierto. Pero podría agotarme voluntariamente de la misma manera varias veces más a lo largo del año.

En síntesis, estoy feliz de haber vuelto al laburo. Se los recomiendo! Veo menos a mis hijas, pero las disfruto más. Calidad, no cantidad. Es un buen deal!