jueves, 15 de julio de 2010

Mi amiga tuvo guagua

La semana pasada nació la Sofía y, como corresponde, pasé a saludar a mi amiga parturienta por la Clínica. Entré a la habitación y la guagua dormía plácidamente sobre la emocionada abuelita. Entonces la señora me mira y me dice: “Quieres cargarla”. No recuerdo haber contestado. No dije sí y tampoco dije no. Pero la cuestión es que cuando me quise dar cuenta, Sofía ya estaba en mi falda.

Se produce una cosa mágica cuando las madres entramos en contacto con un bebé tan pequeño. Al menos se produce en mí. Ese olorcito, esa piel arrugadita, esos diminutos piecitos, los ojos cerrados... En ese minuto, si me preguntaban, me animaba a buscar el tercero. Sólo en ese minuto, porque al segundo 61 ya estaba en mi sano juicio.

Más allá de la lata que me daría tener que empezar otra vez con los trastornos del sueño, la papa, los cólicos y el reflujo, no puedo dejar de pensar en el momento del parto...

Parir a Malena fue casi un chiste. Mi doctora me dijo “puje”, yo pujé, la guagua asomó la cabeza y a mí me agarró tal ataque de risa que la cabra se me atoró ahí abajo. Es que la carcajada contrajo los músculos y la cabecita quedó ahí, mitad dentro mitad fuera, hasta que pude terminar de reírme y seguir pujando. El de Sol fue bíblico... esa cuestión de “parirás con dolor”, sí que la cumplí al pie de la letra.

La guagua venía tamaño XL. Pesó 4.109 kg y fue vaginal. De solo recordarlo me duele. Me dijeron que puje y yo pujé. Pero era tan enorme que no pasaba. Más que sacar una sandía por un agujero del tamaño de una naranja, esto era sacar un cajón de sandías. Dos cajones. Una caravana de camiones cargados con cajones de sandía saliendo de una naranjita. Atrozzzzz.

La episiotomía fue enorme, y el postparto realmente horroroso. Me daba miedo ir al baño, toser, reírme. Es que todo me dolía. Dar papa me costó un montón (pero o logré) y recuperar mi peso ha sido hasta la fecha una misión imposible.

Y así y todo, cuando nació Sofía yo, como cualquier otra mamá en el mundo, quise volver a pasar por todo esto. Es que así somos las minas. Nos acordamos de lo que nos conviene cuando nos conviene. Y nos olvidamos de lo que nos conviene cuando nos conviene. ¡Sólo así se entiende cómo el mundo no está lleno de hijos únicos!

Esta tarde, mientras terminábamos la edición de la revista del domingo, comentaba con dos compañeras acerca del fin de semana largo. Dos nos quejábamos y una estaba feliz de tener tres días libres, y sin ayuda en la casa. Adivinen cuántas tenemos hijos y quién no...

Un amor Sofía. Un amor, ¡sobre todo porque es de una amiga y no es mía!

5 comentarios:

  1. jajajja, me encanta tu blog, creo que me siento casi siempre identificadisima contigo...

    Concuerdo totalmente contigo, cada vez que una amiga o conocida tiene un bebe me dan ganas de tener uno, pero una siempre recapacita a tiempo, jejeje.

    Eso de que las mujeres nos acordamos de lo que nos conviene solamente, tiene su explicacion cientifica, una vez lei por ahi que las mujeres tenemos una hormona en la cabeza, o algo asi, que despues de tener a nuestros hijos se activa y nos hace olvidar todo el dolor y sufrimiento de un parto, porq si realmente nos acordaramos, jamas de los jamases tendriamos otro bebe, jajajaja que loco no!

    ResponderEliminar
  2. Recién parida nunca me explique como alguien en su sano juicio se le podría ocurrir pasar por lo mismo de nuevo, y eso que estaba recien parida. A 7 meses del hecho, aún me lo pregunto y peor aún no sé porque no les advertimos al resto, eso sí seria solidaridad de genero.

    ResponderEliminar
  3. Jajaja, notable lo de Sol, a mí me pasó lo mismo con David... lo tuve natural, incluso no me alcanzaron a poner anestesia... yo estaba feliz... pero después? pffff cero aporte! Pero sin duda pasaría de nuevo por la experiencia =)

    ResponderEliminar
  4. Ah! Me faltó comentar que pesó lo mismo que Sol!

    ResponderEliminar
  5. Despues de agonizar por 13 horas casi echando abajo la sala de maternidad por esos dolores de mierda que no me dejaban en paz, cada ves que una amiga me dice que quiere tener hijos, le digo de inmediato que NO, ni te se ocurra cometer semenjante estupidez!!!! disfruta la juventud, la libertad, el poder dormir hasta las tantas, el tener la pega que tu quieras!!! en fin... a pesar de todo amo mi hijo :D

    ResponderEliminar