miércoles, 12 de mayo de 2010

El jardín de al lado

Mi amiga Andy busca trabajo. Es ingeniero comercial, vivió y trabajó en Nueva York, tiene dos hijos que van al colegio y no piensa buscar el tercero, tiene buena presencia, buena dicción, excelente manejo de las relaciones interpersonales y total dominio del idioma inglés. Si alguien quiere contactarla me avisa.

Bueno, en realidad mi amiga Andy no busca pega. ¡Busca recuperar su vida!

Es fija: el jardín de al lado siempre se ve más verde. Las crespas pagan por el alisado con keratina, las de pelo lacio pagan por tener un poco más de volumen. Las planas quieren pechugas, las pechugonas quieren ser planas. Las recién casadas sueñan con hijos, las madres sueñan con estar recién casadas. Las que en este minuto no trabajamos full queremos un empleo tiempo completo y las que sí trabajan full sueñan con manejar sus horarios. Chiquillas, ¡bullshit! Quédense en sus jardines, la Andy y yo sabemos por qué se los decimos...

Renunciar al trabajo en pos de una maternidad más plena suele ser una de las decisiones más complejas en la vida de nosotras. De partida, para poder elegir es necesario tener esa posibilidad. Siempre se puede vivir con menos, pero no se puede vivir del aire. O sea que, quienes tenemos la maravillosa suerte de poder elegir, tenemos también una tremenda responsabilidad: la de hacernos cargo de nuestra elección. ¡Lo escribo para autoconvencerme!

Difícilmente alguna no haya al menos soñado con la posibilidad de dar un portazo en la cara del jefe para ir a abrazar a los niños. Por lo general así empieza, como un anhelo. Nos imaginamos a los cabros con la abuelita, la nana, la parvularia o la vecina, y se nos estruja el alma. Entonces pensamos que no hay lucas que puedan compensar el estar ahí y ¡pum!, cruzamos de vereda.

Pues bien, resulta que del otro lado también existen los yuyos. Y para muchas (entre quienes me incluyo) el mito del tiempo libre es nada más que eso, un mito. Los niños se van al colegio y una se ve obligada a inventarse tareas: he llegado a ir dos veces al supermercado en el mismo día. Y eso que no compro ni fruta ni verdura.

Para peor, a medida que los niños van creciendo van prescindiendo cada vez más de nuestros servicios: ir en bus es lo máximo, ir con mamá es fome. Comer en el comedor es de grandes. Que te pase a buscar la mami es de guagua. Llegar al cumpleaños en el auto de un amigo es top. Llegar en el auto de la mamá, aburrido. Invitar a la mamá al día de las profesiones es chorísimo. Invitarla para el taller de galletas es un cacho.

Hay que ser demasiado inteligente, y tener la autoestima muy elevada para sostener en el tiempo un cambio al jardín de al lado. A mí el entusiasmo me duró lo que un fósforo. Y si no fuera porque mi renuncia incluyó un cambio de país ya hubiese pedido por favor que me devuelvan mi puesto.

La Andy y yo hemos hecho la prueba y el resultado está a la vista: no vale la pena que ustedes también se arrepientan.

Así que, la próxima vez que sientan dudas, sólo imagínense en el taller de galletas, con las manos inmundas y la polera enharinada. ¿Eso es lo que quieren? ¡Ahá!, entonces quédense ahí. Vayan al Homecenter, compren tornillos y peguen el poto a la silla antes de que sea tarde. Aprendan a disfrutar de sus jardines y dejen de mirar al costado. Visto de afuera parece bonito pero... es como el pasto sintético: después de un ratito ya te das cuenta que mejor el otro, con bichos y todo.

4 comentarios:

  1. Muy bueno el post. Cuando se mira al jardín de al lado no suelen destacarse las pequeñeces y los problemas que vivir allí implica, es mejor pensar con la cabeza fría si la idea esa de dedicarse a los hijos es un deseo personal (y no un remordimiento) o es sólo una presión externa de la sociedad. Si no es un deseo personal, entonces es mejor no tomar la decisión y seguir como se está.

    Saludos!

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  2. AMIGAS COMO PROFESIONAL QEUD EBI DEJAR MI TRABAJO YA QUE QUEDE ESPERANDO 4 DONDE EL MAYOR TIENE 5 Y LA MENOR RECIEN 1 AÑO HIJOS SEGUIDOS CON TODOS LOS METODOS ANTICONCEPTIVOS Y DE UN DIA PARA OTRO CAMBIE MI ESCRITORIO A UNA SALA CUNA TIPO JARDIN QUE ES MI CASA SIN NANA CREO QUE ESTA ES LA MEJOR DEFICION DE LO QUE SOY HOY
    ❤ Ƹ̴Ӂ̴ƷSoy Doctora en deselvolvimiento infantil y en Relaciones . Humanas, desarrollo un programa a largo plazo dentro y fuera de mi casa, responsable de un equipo tengo 4 proyectos con regimen de dedicación exclusiva y con exigencias de 14 hrs incluso a veces 24 horas..YO SOY MAMÁ ❤ Ƹ̴Ӂ̴Ʒ

    UN ABRAZO

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  3. Me gusta tu columna y tu estilo; pero ¿cómo es posible que tu vida sea una constante queja?; cómo puedes vivir así? Pareciera que cuidar e tus hijas es un castigo, al menos tienes esa opción, pudiste elegir, ademÁS tu carrera, eventualmente, te permitiría conjugar ambos roles.
    Otras como yo, no tenemos; así que a trabajar no más y encargar a los hijos.
    Más tarde, con los años tus hijas podrían pasarte la cuenta por estar siempre lamentando tu suerte, porque los niños son extremadamente sensibles.

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  4. Estoy en los últimos meses de una prolongada licencia por enfermedad grave de mi hija menor de un año. Y decidí(imos) dejar de trabajar.
    Creo que no miro el pasto verde de al lado, porque veo que el que tengo ahora está bastante seco. Pero sé que es la mejor decisión mientras la enana no vaya al colegio.
    Tal como tú, hay días en que la dejaría en sala cuna, pero me dura poco y el miedo a que algo le pase es superior.
    Pero mi idea es seguir free lance o buscar más tarde algo medio día. ¿Resultará?

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