domingo, 19 de febrero de 2012

A mi manera

Algunas cosas que aprendí en los últimos meses:

No puedo seguir comiendo papas fritas todos los días. Ni la mejor crema anticelulitis del mundo hace efecto cuando acaricias los 35 años y te alimentas con pura chatarra.

Aunque creo que los problemas de chicos son de los chicos yo soy de las mamás que se meten. Me importa una raja el qué dirán. Creo fervientemente que cuando los cabros se pasan de la raya y un niño sufre es necesario conversar. Da lo mismo si nuestro hijo es el que llora o el que hace llorar. Hablar en serio sobre el ‘no le hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a ti’ siempre es productivo. Vale con hijos de 5 a 25 años (después dudo q alguien acepte un sermón de la mamá).

Las suegras me dan pena. No importa cuánto nos ayuden, siempre vamos a encontrar un motivo (o varios) para criticarlas y comparar cuánto mejor es todo lo que hace nuestra querida madre. Aunque –muy en el fondo- sepamos que no es para tanto.

Como me dijo hoy una amiga, el título de este blog es absolutamente engañoso. La experiencia me ha dado paciencia y también perspectiva: cada una hace lo mejor que puede de acuerdo a las circunstancias que tiene. Juzgarnos entre nosotras es una estupidez.

Lamento haberme quejado tanto cuando mi hija mayor me pedía que le contara un cuento. Ahora yo quiero leerle y ella solo quiere que salga de su pieza! Los hijos crecen muchísimo más rápido de lo que nos gustaría y pasamos de ser la ídola a ser la pesada casi sin darnos cuenta.

La maternidad es un camino de ida. Como me dijo hace poco una colega: una vez que sale de la guata ya no hay nada que hacer, porque no se puede volver a meter. Así que si estás pensando en quedar embarazada piénsalo dos veces. Si estás por parir toma conciencia de que no será fácil y si ya pariste sabes perfectamente de lo que hablo. Por cada satisfacción hay al menos siete dolores de cabeza. ¿El consuelo? Las jaquecas nunca son eternas!!

Saludos,
@vanirosenthal